Mi lección con Trinitaria y su “Destructor”

Allá por enero del 2019 visité la Isla Trinitaria en Guayaquil. Sé que cuando escuchamos el nombre de ese barrio todos temblamos y no es para menos. Ese día conversé con unas personas y me enteré de que allí existen más de tres muertes al día; sentí el peligro, incluso estaba un poco arrepentida de haber ido, vi caras tristes y vi caras felices, pero a pesar del recelo comí riquísimo, presencié danza y música y conocí una escuela de boxeo y al personaje de una película. Sigan leyendo y les cuento lo que sentí.

Llegué a este lugar por medio de mi prima. Ella es productora de cine y junto con su productora lanzó el año pasado la película “Siguiente Round”, una producción que cuenta la historia de unos adolescentes que entrenan boxeo y que empiezan a crecer a tal punto de competir en torneos nacionales. El entrenador de estos es un exboxeador llamado Jackson Preciado, al cual apodan “ Destructor”. El documental en sí es precioso, cuando lo ves sientes empatía por una realidad muy ajena a la tuya, pero entiendes que Isla Trinitaria no es solo un lugar de balacera, sino un barrio donde pueden existir jóvenes con futuro y en el que el deporte es un intermediario para hacer el bien.

En el filme se observa a los chicos competir en los torneos nacionales, los ves trabajando día a día, a aprender a manejar la tensión y aprecias su relación con su entrenador. Ellos son una familia a quien tuve el agrado de conocer, y desde que la producción de este trabajo cinematográfico empezó (tomó años darle render), esta misma familia ha visto avances dentro de su barrio; se construyó una escuela de boxeo grande y se realizaron campañas para recolectar fondos y enviar a chicos a competir internacionalmente.

La idea de este trabajo inició en el 2015 cuando los directores de la película se enteraron de un desalojo en Isla Trinitaria, avanzaron al lugar y conocieron a Jackson; luego de varias conversaciones fueron conociendo una historia interesante, Jackson entrenaba a sus chicos (entre esos “Rata” y “Pachin”) afuera de la casa de una vecina, y de esta forma alejaba a chicos de los vicios y de la vida mala. Antes de grabar la película no tenían escuela, pero como mencioné, la cosa cambió con algunas buenas campañas de relaciones públicas y redes sociales.

Pero empecemos por el principio. Una mañana acompañé a mi prima a Isla Trinitaria, ya que se iba a realizar un almuerzo y un show de baile con parte del elenco y gente del barrio, para ese entonces la película ya había llegado a las salas de cines unos tres meses antes y había dado mucho de qué hablar.

Cuando llegué y saludé a todos noté mucha calidez, me abrazaron como si me conocieran, pero saludé rápido y pedí usar el baño porque no aguantaba. Me metí en una casa que me indicaron, vi que las paredes eran de cemento, pero sin pintar, era muy oscura, no tenía puertas dentro de ella sino sabanas que funcionaban como separadores, creo que allí vivían unas tres niñas con su madre, no puedo asegurarlo, pero lo asumo porque allí las vi. No voy a mentir, sentí un tanto de culpa al darme cuenta de que tengo tantos lujos y todavía no sé si los merezco; lo más duro fue cuando entré al baño, el servicio higiénico era un balde y olía mal.  No dije nada, hice lo que debía hacer y agradecí, no solo a la señora dueña de casa, sino también a la vida que me ha dado todo tan fácil.

Música al sonido de bombos en el estero salado. Foto: Enero del 2019.

Después dimos un paseo en canoa en el estero salado que queda justo al pie de donde estábamos, esto fue lo más hermoso de la ida en mi opinión. Me subí con un grupo de fotógrafos y personas del barrio y  un grupo musical que cantó todo el recorrido mientras tocaban bombos; era la primera vez en mucho tiempo que me subía en una canoa, me encantó la brisa, los paisajes, la infinidad del estero (que de verdad en ese momento no me enojaba que esté tan sucio siempre), y como esto iba acompañado de música alegre, me alegré más.

Cuando regresamos al barrio vi a algunos señores jugar naipes alegremente, a niños muy tímidos alrededor y luego comimos sancocho de pescado antes de que empiece el baile. No soy de comer ese plato; sí, soy una niña burbuja y no sabía cómo decir que no porque me dio nauseas, pero obviamente lo comí porque me conmovió demasiado la sonrisa de la señora que me lo ofreció. Y que bien que me lo comí porque estaba muy bueno.

A mi lado comía el “ Destructor”. No puedo explicar la ternura y el corazón de este señor; constantemente me repetía que estaba feliz por lo que había pasado con la película, que estaba contento por sus chicos porque ya tenía donde entrenar a más niños en el barrio, y que estaba contento de que lo visitara. Incluso nos tomamos una foto y me abrazó y me pidió que se la envíe. Es muy conmovedor cuando visitas lugares así, te das cuenta de que no solo la gente es tan servicial, sino que ellos realmente están felices de que tú estés allí, de que los tomes en cuenta, de que hagas algo por ellos. Esto es lo que más me gusta de la creación de la película: la necesidad y las ganas de mostrar una realidad y de generar un impacto y un cambio positivo dándoles visibilidad; porque esta gente está marginada, y generalmente no se los motiva a realizar actividades productivas como el deporte, por ende, la delincuencia es la primera opción.

Mientras se trabajaba en esta producción cinematográfica se pudo ver frutos; se construyó el gimnasio de boxeo en la Isla Trinitaria llamado “Trinibox” gracias a la ayuda del Ministerio de Vivienda quien ofreció el terreno, y al Ministerio de Deportes. La escuela tiene dibujado un retrato grande de “Jackson EL Destructor” en la pared de afuera, ya que al parecer, luego del estreno de Siguiente Round, Jackson se volvió muy famoso barrio, y pude percibir que ese graffiti era más que todo, un homenaje a él.

Otro de los logros importantes durante el rodaje fue que uno de los chicos protagonistas, Anthony Reasco “Rata” de diecisiete años, viajó a Estados Unidos y ganó la medalla de bronce en el Campeonato Continental Juvenil Colorado Springs, todo esto gracias a una campaña en redes sociales donde se recolectaron alrededor dos mil dólares para invertirlos en gastos de viaje y estadía durante el torneo.

Luego de la comida apreciamos el show de danza del Grupo Marimba Afromestizo Candente, donde varios hombres y mujeres bailaron al ritmo de cununo y bombo. Este grupo es dirigido por el guayaquileño Jimmy Salvatierra de la Fundación Clotilde Guerrero, la cual se creó con el fin de rescatar chicos y vincularlos al arte. Hasta donde sé, les ha ido muy bien; se han presentado en la Casa de la Cultura Ecuatoriana y hacen shows en el Centro Cívico de Guayaquil, también quieren recaudar fondos para ir a un Festival de Música de Chile.

A pesar de tener un día lleno de actividades, Jackson y yo tuvimos la oportunidad de conversar un poco. Me contó que es esmeraldeño y que llegó hace quince años a Guayaquil; ya no boxea desde hace más de diez años, pero siempre tuvo ganas de entrenar gente. Me contaba que soñaba que sus chicos se especialicen fuera del país, que no le interesa la fama obtenida por la película, que lo más importante es que los jóvenes crezcan y no se expongan a la violencia, porque en su barrio la muerte es una cosa que se desayuna, y que el box a él le cambió la vida. Pudiera contar algunas otras cosas más de su vida en este post, pero la verdad prefiero que se vean la película, porque sólo así se lo conoce mejor.

Sin darme cuenta ya estaban dando casi las tres de la tarde y era hora de partir, me acuerdo que mi prima vino casi corriendo a decirme que me levante, que se iba el bus.  Al hablar con el “ Destructor ” me di cuenta de una cosa: Si él puede hacer algo por él mismo y por los demás ¿Por qué el resto de nosotros no? ¿Vale la pena soñar? Pues creo que sí. Jackson nunca pensó que se toparía con un grupo de jóvenes que expondrían su historia de superación en todos los cines nacionales, pero le pasó.

Constantemente le pregunté a mi prima por qué no trabajaba mejor en cine de ficción; me dijo que primero no le gustaba tanto, y que segundo le enriquece más hacer documentales con problemáticas sociales. Y aunque yo no sea tan fanática de los documentales como de la ficción, pues ahora lo entiendo, definitivamente este tipo de cine puede dar voz, y puede cambiar la vida de muchos.  

Hoy en día, gracias a la película y a la construcción de su escuela, Jackson gana como profesor un sueldo de seiscientos dólares mensuales otorgado por el Ministerio de Deportes. Algo soñado e imposible para los morados del barrio.


Siguiente Round es un filme ecuatoriano producido por LaGalleraProducciones, fue estrenada el 12 de octubre del 2018 en todos los cines de Ecuador y fue dirigida por Enesto Yitux y Valeria Suárez Rovello.

Les animo a verla con el tráiler:

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